Habíase una vez una pequeña tiendecita en Pravia (Asturias), pequeña, sin grandes pretensiones pero con todo lo que unas costureras pueden necesitar. Tras el mostrador encontramos lo mejor de la tienda, una mujer mayor, dulce, amable y el motivo por el que volvemos una y otra vez, es para achucharla...quisimos llevarle un recuerdito para su tienda y Dios mío no hay nadie más agradecido sobre la faz de la tierra, le encantó y a nosotras regalárselo. Gracias por todo y no queremos que se jubile nunca.
Este es su regalo.
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